El duelo es un proceso de adaptación emocional ante una pérdida significativa, que permite a la persona enfrentar e integrar esa pérdida en su vida. A lo largo de nuestras vidas, enfrentamos diversas pérdidas, ya sea que nos generen bienestar o caos, y este proceso puede generar dolor.
La psicoterapeuta individual y de parejas, especialista en tanatología, Vera Ivonne Ríos Favela, del Centro Empareja, explica que el duelo no se limita únicamente a la muerte. También puede surgir por la terminación de una relación, una mudanza, la pérdida de un trabajo, un cambio de ciudad, entre otros. Las pérdidas pueden involucrar aspectos materiales, pero también elementos inmateriales, como sueños, metas y expectativas.
De acuerdo con la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross, cada ser humano atraviesa cinco etapas durante el proceso de duelo:
- Negación: Es un mecanismo de defensa en el que la persona rechaza la realidad de la pérdida, especialmente cuando ha sido repentina.
- Ira: El dolor se manifiesta a través del enojo, buscando culpables en otros o en uno mismo, como una manera de encontrar una explicación para la situación.
- Negociación: La persona intenta recuperar el control de la situación, proponiendo promesas o planes de acción para revertir o posponer la pérdida.
- Tristeza: Al comprender la magnitud de la pérdida, surgen emociones como tristeza profunda, llanto, desesperanza y síntomas depresivos, cuando la realidad se vuelve más evidente.
- Aceptación: Finalmente, la persona integra la pérdida en su vida, alcanzando un estado de resignación y reconciliación con la ausencia.
La duración de este proceso varía según la persona y la naturaleza de la pérdida. Además, las etapas del duelo no son lineales; pueden experimentarse en distinto orden o incluso repetirse.